REDES ANTIMINERAS EN ACCIÓN
3 de febrero de 2013

Después del triunfo sobre el gobierno a mediados del año pasado, los antimineros de Cajamarca se quedaron desocupados. Aunque han tratado de revivir el tema de Conga, no han tenido éxito. La mayoría de la población urbana en Cajamarca está harta y ya está sufriendo en carne propia los efectos de la disminución de la actividad minera.Así, Gregorio Santos, Wilfredo Saavedra y Marco Arana se han dedicado a predicar el evangelio antiminero en otras regiones del país.Varios de los conflictos con los que se ha iniciado el año, incluyendo Cañaris (Lambayeque) y Pucamarca (Tacna), han sido influidos por los líderes cajamarquinos.Cómo funciona.No se trata, como suponen los adictos a las teorías conspirativas, que ellos y sus minúsculos grupos organizan y dirigen todos los conflictos del país. Pero sin duda juegan un papel incitando a caudillos locales, transmitiendo las experiencias de su victoria en Cajamarca y tratando de conseguir adeptos para sus grupos políticos.Constantemente se realizan eventos en diversos lugares del país donde los antimineros intercambian informaciones. Aunque parezca increíble, muchas veces ellos se enteran más rápido y con más detalle de las experiencias de sus camaradas de otros lugares que el propio gobierno, cuya pesada y lenta maquinaria burocrática, a veces comandada por funcionarios ineptos, demora muchísimo en entender lo que está pasando.Ni qué decir de las empresas que, por lo general, viven aisladas y preocupadas solo de lo que ocurre en su entorno más inmediato.¿Santos es ahora un santo?Los antimineros no provocan disturbios simplemente por motivaciones ideológicas. Pretenden beneficiarse de ellos. Para eso necesitan convertir el "prestigio", y el ascendiente obtenido en una revuelta, en organización política y votos en una futura elección.Pero por lo general ese salto no es tan fácil, como está comprobando Gregorio Santos, quien después de la paralización de Conga en julio pasado ya se creía a un paso de la presidencia de la República.Lo que ha sucedido es que el acopio de firmas para su partido, el MAS, va muy mal. Y él ha pasado al anonimato. Hasta que el premier Juan Jiménez ha venido en su ayuda.En efecto, el martes pasado Jiménez recibió a Santos por todo lo alto, conferencia de prensa y elogios inmoderados incluidos, encendiendo nuevamente los focos sobre él. De esta manera, Santos pasó a ser, de un agitador opuesto al desarrollo de su región y del Perú, a un interlocutor válido y razonable al que hay que apoyar con obras. De un pícaro investigado por la Contraloría y el Congreso por manejos turbios, a un respetable y honorable líder con el que se negocia en paz y armonía.¿Cómo se explica este absurdo comportamiento de Jiménez? Probablemente porque en el gobierno cada uno está preocupado por su imagen y su futuro. El premier tiene una trayectoria gris y deslucida. Se inauguró como el ministro del diálogo y hasta ahora no ha dialogado con nadie ni puede exhibir ningún resultado en apaciguar los conflictos sociales.De esa manera, Jiménez ha creído encontrar un tema con el que reivindicarse, al convertirse en el primero en este gobierno en mantener un diálogo exitoso con el intransigente Santos. En verdad, lo único que ha logrado es una patética imagen de un ministro desorientado tratando desesperadamente de buscar la razón en la sinrazón.Como bien graficó El Comercio en primera plana el miércoles, las declaraciones de Jiménez y Santos al salir de la reunión reflejan lo ocurrido. Santos, arrogante, dijo: "No hemos tocado nada del tema minero ni del proyecto Conga, que es inviable". Es decir, se reafirmó explícitamente en su posición antiminera.Y Jiménez, tratando de engatusar a la opinión pública y hacer creer que está persuadiendo al dirigente de Patria Roja, dijo: "Es muy saludable que Santos no haya venido con una agenda antiminera".La verdad es que Santos sigue con su agenda antiminera y el ridículo subterfugio que utilizó Jiménez fue simplemente no tocar el tema en la reunión, desoyendo los consejos del ministro de Energía y Minas, Jorge Merino.En efecto, días antes Merino había dicho que en esa reunión hay "que hablar de todo, incluido Conga". Así, parece que la estrategia del premier es dialogar evadiendo los temas candentes. Eso, por supuesto, no sirve para nada; solo para la foto del momento. Igual que su Oficina de Diálogo, que quiere salir del paso estableciendo "mesas de diálogo" o de "desarrollo" a diestra y siniestra, y aconsejando a las empresas que acepten todas las demandas que les hacen.En suma, un cortoplacismo extremo cuyo único propósito es salvar la cara de los funcionarios involucrados, pero que no resuelve los conflictos. En algunos casos los empeora, afirma Fernando Rospigliosi.(Edición domingo).