Unos 60 policías desarmaron ayer el precario campamento de los denominados "Guardianes de las lagunas" de Cajamarca y hasta el cierre de este despacho se mantenían en el lugar para impedir el reingreso de los ronderos, en su mayoría procedentes de la provincia de Celendín."Lo han destruido todo, tirado las chozas, cortado las carpas, derramado los alimentos. Y también se han llevado cosas", denunció vía telefónica la comunera Máxima Acuña, en cuya propiedad se encuentra el campamento de los ronderos desde hace más de dos meses, en la zona de Tragadero Grande, en las inmediaciones de la Laguna Azul.