Luego del largo proceso de negociaciones, que concluyó con la firma del tratado de libre comercio con Estados Unidos, muchos sectores han valorado la importancia de este avance, mientras que otros lo han descalificado, sin conocer siquiera sus reales alcances y beneficios.La última encuesta de Apoyo revela, sin embargo, que el 58% de los encuestados aprueba la firma del TLC . Asimismo, la mayoría de candidatos a las elecciones del 2006 se ha mostrado, directa o indirectamente, a favor del tratado.Corresponde ahora explicar a la ciudadanía qué ganamos y qué riesgos ofrece el TLC, a través de un debate amplio y público que permita aclarar dudas, sin especulaciones ni sesgos. Todos tenemos derecho a saber a qué obligaciones nos comprometemos y sobre todo cuáles son las tareas que este gobierno y el próximo deberán asumir internamente.Como señalan los expertos, el tratado impondrá hacia afuera dinamismo a la economía, pero hacia adentro también plantea actuar con urgencia respecto de la agenda doméstica pendiente. En otras palabras, necesitamos un TLC externo, pero también un TLC interno para poder aprovechar las oportunidades de un mercado que es 170 veces más grande que el nuestro, pero asegurando que todos los sectores participen de él y no se ahonden más las divisiones internas.Es claro que el tratado puso en tela de juicio temas sensibles , relacionados principalmente con el agro y las patentes de uso; pero también es un instrumento indispensable para palanquear el desarrollo económico, sobre todo ante la culminación del ATPDEA a fines del próximo año y, con él, de los beneficios otorgados a las exportaciones peruanas. De allí la importancia de que este Congreso lo ratifique antes de julio del 2006. Una postergación dejaría a las exportaciones peruanas sin acceso al mercado estadounidense.Estos aspectos debieran ser presentados al país en un debate abierto y técnico que no puede extenderse de manera indefinida, sino que tendría que realizarse entre abril y junio del próximo año, después de la campaña electoral.Sería funesto que el análisis del TLC se politice, que se pierda en la coyuntura electoral que se avecina y se convierta en el caballito de batalla de los algunos políticos.