CÓMO PARAR A OLLANTA HUMALA
12 de diciembre de 2005

Dos encuestas nacionales difundidas simultáneamente -de la Universidad de Lima y Apoyo- arrojan resultados similares para Lourdes Flores y Alan García, pero abiertamente contradictorios para Ollanta Humala. En la primera, este obtiene 14.6%, en la segunda, 22%.Mientras se dilucida la discrepancia, lo cierto es que la encuesta de Apoyo constituye un campanazo de alerta que indica que Humala podría seguir creciendo e, incluso, superar a Flores, a pesar de que todas las encuestas coinciden en que, hasta el momento, en la segunda vuelta esta triunfaría con holgura. Pero, como sabemos los peruanos, las tendencias electorales en el país son altamente volátiles.¿Cuáles deberían ser las respuestas de los rivales de Humala para contener su impetuoso crecimiento? Las que parecen estar primando hasta ahora se inscriben dentro del menú que ya se aplicó, sin éxito, cuando Alberto Fujimori irrumpió en el panorama político. Desde el intelectual prestigioso que lo califica de "fascista y analfabeto" o el ataque a las encuestas, hasta sacar a las calles al Señor de los Milagros o recurrir al Ferrando de turno.Como se constató en 1990, y como sin duda se está demostrando en estos días, estas respuestas son infructuosas y, más bien, acaban siendo el combustible más eficiente para alentar el crecimiento del 'outsider'.Lo crucial es entender correctamente por qué crece un candidato como Humala, que no ha mostrado un programa y a quien la gente desconoce. No crece por sus cualidades, sino por la sensación de hartazgo y frustración que tiene un amplio sector de la población por el desempeño del 'elenco estable' de la política, por la creencia de que el 'recién llegado' puede combatir la corrupción y -lo más probable- como una expresión de protesta antes que de ilusión por lo que este pueda traer.Si los rivales de Humala entendieran eso, deberían ofrecer respuestas creíbles y consistentes para corregir el problema de fondo que enfrenta, desde hace tanto tiempo, la dirigencia política nacional. Tienen cuatro meses para hacerlo. Si no lo logran, están perdidos, señala el director de Perú 21, Augusto Álvarez Rodrich.