LA DESCONEXIÓN DE LOS GOBIERNOS REGIONALES
3 de enero de 2013

AGENDA DISPERSA. Poco se sabe en Lima sobre la forma en que trabajan los gobiernos regionales, y este desconocimiento se magnifica en el interior del país. Por ejemplo, ¿llega a Tumbes información sobre el accionar de las autoridades de Tacna? Solamente cuando hay malas noticias o protestas violentas lideradas por quienes, según la ley, deberían mantener el orden, llegamos a enterarnos de lo que sucede en el resto del territorio nacional.Y las estadísticas son igualmente pobres. La escasa data se centra en la ejecución del gasto que publica el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), la recaudación tributaria y datos generalmente desactualizados que figuran en los portales de los ministerios. En el caso del gasto, al 31 de diciembre pasado, los gobiernos regionales ejecutaron el 79.5% de lo que tenían presupuestado, pero es obvio que se necesita conocer detalles para determinar si ese porcentaje es mucho o poco y, lo más importante, si ha sido dinero bien invertido. Cantidad no es lo mismo que calidad.Además, convendría saber qué papel están desempeñando los gobiernos regionales en el impulso de la inclusión social y si su labor está acorde con los planes del Gobierno Nacional. En teoría, la obligación de realizar el control político corresponde al Congreso -por algo los departamentos eligen a sus representantes-, pero los parlamentarios manejan la información de sus viajes con más celo que un secreto de Estado. Es lógico que se sospeche que no cumplen sus funciones y por ello no sorprende la indignación que generó su nuevo incremento de remuneraciones, bajo el paradójico concepto de "gastos de representación".Por el lado, de los gobiernos regionales, hay que subrayar que algunos están haciendo esfuerzos para atraer inversión privada. También figuran los que tienen en agenda mejorar su competitividad y promover su potencial exportador. En este punto, hay que llamar la atención al Ejecutivo para que contribuya con superar obstáculos como por ejemplo licencias, permisos, certificados y demás papeleo burocrático, ya que no se trata únicamente de mejorar la infraestructura. Finalmente, es necesario que se refuerce la inversión en obras de prevención a fin de reducir el efecto de los fenómenos naturales.

  • [Gestión,Pág. 20]
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