Acudió a la Comisión de Fiscalización del Congreso presionado por la posibilidad de ser llevado por la fuerza pública si incurría en un nuevo desacato. Pese a ello, el presidente regional de Cajamarca, Gregorio Santos, llegó con el pie en alto y con un tono confrontacional y displicente que le sirvió de escudo para no responder a las graves denuncias de irregularidades en su gestión.Con el apoyo del parlamentario Jorge Rimarachín, Santos evitó responder sobre su probada amistad con Wilson Vallejos, quien ganó nada menos que 15 obras licitadas por el gobierno regional por un monto de S/.90 millones. "¿Cómo lo conozco? Es un pueblo pequeño", arguyó evasivo.Y en lugar de aclarar el tema, agregó que ha interpuesto una querella contra el empresario por el audio -difundido por Perú21 - en el que este revela que, producto de dichos negociados, le ha dado dinero en una suerte de típico lavado de dinero.(Edición sábado).