ROMPIENDO LA FRONTERA ENTRE LO PÚBLICO Y PRIVADO
29 de noviembre de 2012

En estos catorce meses al frente de la Sunat, he tenido la ocasión de observar con más atención las quejas de algunos contribuyentes sobre los procedimientos de pago de impuestos. Que tenemos un sistema de cobranza coercitivo, que falta orientación, que hay exceso de trámites y rigurosidad extrema en el cumplimiento de los plazos, entre otros. Ahora se agregan las críticas a la Norma XVI que sanciona las prácticas elusivas.Esto me recuerda mi experiencia en la actividad privada antes de asumir la dirección del ente recaudador y aduanero.Porque efectivamente, desde el otro lado del mostrador todo lo vemos distinto y los prejuicios contra la Sunat afloran con frecuencia.Sin duda, hubo un momento en que los vasos comunicantes entre la Sunat y los contribuyentes se rompieron. Se interrumpió lo avanzando desde su creación, bajo la notable conducción de Manuel Estela, quien convocó a los mejores profesionales jóvenes de nuestro país. Muchos de ellos, hoy prestan sus servicios en los escalones directivos. Esta es la primera comprobación que tuve al asumir el cargo: la fortaleza de la Sunat es su gente. Sin embargo, era necesario que al consolidarse el crecimiento económico y mejorar la recaudación, la institución tendiera puentes con el sector privado para caminar juntos en beneficio del país.Por eso nos trazamos una nueva visión para convertirnos en aliados de los contribuyentes y los usuarios de comercio exterior, facilitando el cumplimiento de sus obligaciones y orientándolos en nuestros procesos. Estamos en ese camino.La facilitación no solo es crear más centros de asistencia al contribuyente y modernizar la base informática. También significa trasmitir los beneficios de su cumplimiento tributario. Facilitamos y orientamos, pero también controlamos. Toda sociedad necesita supervisión del cumplimiento de sus reglas, saber que incumplirlas genera inevitablemente sanciones. Solo así lograremos que los niveles de evasión e informalidad disminuyan. La base en la que sustentamos los tres pilares mencionados -facilitación, orientación y control- es la conciencia tributaria. ¿Qué quiere decir? Que si la sociedad no reconoce la importancia de pagar impuestos para contar con mejor infraestructura, educación, salud y otros servicios, no podremos desde la Sunat disminuir los índices de evasión ni aspirar a ser un país del primer mundo. Aunque el crecimiento económico anual sea mayor al 20 por ciento. Parte de ese esfuerzo es la aplicación de la Norma XVI que ataca frontalmente la elusión. Creo que es una buena disposición para el país, porque identificará prácticas nocivas de incumplimiento de obligaciones tributarias bajo apariencia legal. Sin embargo, soy consciente que un mal uso de la norma por parte de la Sunat, desnaturalizaría su intencionalidad y buen propósito. Nuestra obligación es ser sumamente cuidadosos, responsables y transparentes en su aplicación.Lo más probable es que al terminar mi gestión retorne a la actividad privada de donde provengo. Confió en que lo haré cumpliendo la meta de transformar a la Sunat en un aliado estratégico de los ciudadanos y empresarios. Si desde ese espacio viera que se comete una arbitrariedad en el uso de la Norma XVI o cualquier otra, seré la primera en evidenciarlo. Pero creo más bien que tendré el gusto de aplaudir una institución capaz de entenderse mejor con los contribuyentes, que rompió las fronteras de lo público y lo privado para favorecer el desarrollo y la inclusión social del Perú, señala Tania Quispe Mansilla,Superintendente Nacional de Administración Aduanera y Tributaria.

  • [Gestión,Pág. 18]
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