LA GESTIÓN DE LA INFRAESTRUCTURA
13 de noviembre de 2012

La infraestructura es clave para un crecimiento económico sostenido y con inclusión social. En los últimos años hemos avanzado en importantes proyectos de infraestructura pero no es suficiente. AFIN estima que el déficit de infraestructura en el país supera los US$ 88,000 millones. Hay diferentes tipos de infraestructura: abastecimiento de agua potable y saneamiento; electricidad; carreteras, puentes, puertos, aeropuertos, hidrovías; transporte urbano; vivienda y desarrollo urbano; hospitales, escuelas, universidades; comunicaciones, Internet y cuidado del medio ambiente. El primer tema de la gestión de la infraestructura es reconocer que se requiere convertirla en una política de Estado.De otro lado, afrontar este desafío supone una gestión pública muy eficiente y oportuna pero también la promoción de la inversión privada a través de diversas modalidades como las asociaciones público-privadas (APP), las concesiones, las iniciativas privadas, las obras por impuestos, los contratos de gerencia, entre otros. El sector privado, al participar en el financiamiento y gestión de los proyectos de infraestructura, no solo aporta su capacidad financiera y experiencia en la gestión de los mismos sino también su eficiencia e integral concepción. Entonces, el segundo tema de la gestión de la infraestructura es reconocer que su financiamiento y desarrollo requiere el concurso conjunto del sector público y del sector privado y -cada vez más- de este último.En tercer lugar, una buena gestión de infraestructura requiere de un enfoque integral y de largo plazo. Precisamente, de este enfoque integral se desprenden tres aspectos sustanciales a la infraestructura; la construcción y equipamiento, el mantenimiento, y la gestión propiamente dicha. La construcción de infraestructura es el aspecto más conocido por los gobiernos; sin embargo, se construye menos de lo que se necesita, muchas veces de manera inoportuna e incluso en algunos casos no se privilegia la calidad. La construcción debe hacerse siguiendo los más rigurosos criterios técnicos, ambientales y de calidad, pensando en el ciudadano, que es el usuario final, y no pensando en la infraestructura misma o en ahorrar algunos recursos sacrificando calidad y seguridad.Pero no solo es cuestión de construir. Una gestión integral supone además el mantenimiento de la infraestructura a lo largo de la vida útil de la misma. Una carretera no mantenida cuesta más rehabilitarla y bien mantenida puede tener entre 20 y 30 años de vida útil con mantenimiento periódico, conservación rutinaria y atención de las emergencias. Además se trata de gestionar la infraestructura con eficiencia incorporando temas que no estaban en la agenda: poner a la persona humana en el centro de atención de la infraestructura; implementar corredores logísticos; buscar una nueva relación entre carretera y ciudad, privilegiar la seguridad vial, establecer criterios de tráfico para distinguir entre vehículos particulares y de carga pesada, entre otros factores importantes.El cuarto tema de la gestión de la infraestructura es ubicarla en el marco de una política integral de desarrollo: la carretera, la obra de irrigación, la planta de tratamiento de agua residual o el tendido de energía eléctrica deben formar parte de una estrategia cuyos objetivos son el desarrollo económico y social con implicancias locales, regionales, nacionales e internacionales. Necesitamos que el Gobierno Nacional lidere esta gestión de la infraestructura, manejando con transparencia, eficiencia y celeridad los recursos públicos y convocando y facilitando el concurso de la inversión privada, afirma Enrique Cornejo, exministro de Transportes.

  • [Gestión,Pág. 19]
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