BUENAS NOTICIAS. La crisis de deuda soberana de la zona euro sigue siendo la mayor preocupación para la economía mundial, pero llegan buenas noticias desde Oriente: el PBI de China creció 7.4% en el tercer trimestre, acumulando su séptimo trimestre consecutivo de desaceleración; sin embargo, hay indicadores (mayores ventas minoristas el mes pasado y la expectativa de una aceleración de la producción industrial) que muestran que la economía china empieza a cobrar fuerza nuevamente. El proceso de desaceleración de esta economía parece haber tocado fondo, tras el temor que se tuvo de un "aterrizaje forzoso" cuando se observó un debilitamiento de su crecimiento en los últimos trimestres, debido a algunas exageradas medidas restrictivas del Gobierno, justo cuando la crisis europea se agudizaba.La recuperación de su dinamismo económico se prevé también por las medidas de estímulo que Beijing viene tomando y que incluso seguirían llegando, dado que se pretende cumplir el objetivo oficial de crecimiento económico de 7.5% este año. Aunque no es seguro que esta meta sea alcanzada, sin embargo los indicadores positivos sirven para despejar los temores de un mayor enfriamiento en la economía china que ahora empuja a la actividad económica mundial.Las evidencias de un fortalecimiento de esta economía no podrían haberse producido en un momento mejor para la economía global: ocurren cuando en la eurozona se van diluyendo las favorables expectativas que ella misma generó con los anuncios de las compras de bonos soberanos de los países en crisis por parte del Banco Central Europeo; y, cuando empiezan a evidenciarse mayores señales de un nuevo debilitamiento en crecimiento de la economía de Estados Unidos que se pensaba que podría seguir recuperándose.El fortalecimiento de China también es una buena noticia para países como el Perú y otros de la región, dado que es uno de nuestros principales mercados, principalmente para nuestras exportaciones de materias primas (minerales y harina de pescado en el caso peruano). Sin embargo, el debilitamiento chino de los trimestres anteriores puso otra vez en evidencia lo negativo que es depender de este tipo de exportaciones y de la necesidad de lograr una mayor diversificación, de nuestra oferta de productos (los cuales además deberían contener mayor valor agregado) y de mercados.