La Carretera Central se empezó a construir en la década del treinta durante el gobierno del presidente Oscar R. Benavides y desde entonces se ha constituido en un eje vial fundamental que interconecta Lima con las demás regiones y forma parte de la Estrategia IIRSA para la integración física de América del Sur. No obstante, la carretera no ha tenido importantes inversiones en los últimos 30 años y las noticias que tenemos de ella están relacionadas, por lo general, a huaicos, accidentes y eventuales tomas para presionar por alguna demanda social o laboral. La carretera está asfaltada entre Lima y Pucallpa y está en estudio cuál es la mejor alternativa para unirla con Cruceiro Do Sul en el Brasil, estableciendo una nueva ruta de interconexión bioceánica. Actualmente están concesionados 377 km por un periodo de 25 años al consorcio colombiano Deviandes S.A.C. La concesión incluye la operación y mantenimiento del tramo puente Ricardo Palma-La Oroya- desvío Cerro de Pasco/La Oroya-Huancayo con una inversión de cerca de US$ 127 millones. El mantenimiento del tramo restante hasta Pucallpa está a cargo del Ministerio de Transportes y Comunicaciones.El tramo concesionado es un primer paso para modernizar la Carretera Central, pero es necesario diseñar una estrategia para poner en valor la referida vía potenciando sus oportunidades como el posicionar a la zona central del país como un corredor gastronómico e ideal para los deportes extremos, el turismo (naturaleza-aventura o histórico-cultural). En pocos lugares del mundo se puede tener un recorrido en el que en pocas horas se puede conocer una variedad de ecosistemas desde el nivel del mar hasta la Amazonía, pasando por las cumbres andinas. La Carretera Central también es clave para la integración regional, nacional y sudamericana y, a mediano y largo plazo, un corredor potencial alternativo para los negocios con el Asia Pacífico.El liderazgo para lograr este objetivo de puesta en valor lo debe tener el Estado a través del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) y en este esfuerzo un papel fundamental les corresponde, asimismo, al sector privado (incluyendo la concesionario Deviandes), los gobiernos regionales y municipios involucrados en el trayecto y las comunidades, de manera de lograr una acción conjunta encaminada al desarrollo sostenible de la infraestructura, la generación de empleos locales y la contribución efectiva al desarrollo regional.Se requieren medidas como la mejora del control de pesaje en la vía por parte del MTC; aprobar cuanto antes el expediente de ingeniería para empezar la obra física de construcción y lograr que la población perciba directamente las mejoras que se van logrando, suscribir adendas al contrato de concesión para establecer "metas más ambiciosas" en términos de soluciones viales y niveles de servicio; realizar coordinaciones con autoridades regionales y locales para poner en marcha proyectos turísticos y de otro tipo; mejorar las estrategias de comunicación con autoridades y pobladores para involucrarlos en el proyecto e incluir los temas de seguridad vial. Una carretera es mucho más que movimiento de tierras, asfalto y tráfico de vehículos, es conexión fundamental entre pueblos, es acceso al mercado y a la ciudadanía, es mejor relación entre la ciudad y el campo, es integración continental y mejora de la calidad de vida de las personas. Pongamos en valor esta vía neurálgica para nuestro país, señala Enrique Cornejo, ex ministro de Transportes.