EL GAS, EL SUR Y LA FALTA DE NORTE
18 de octubre de 2012

1. No se requiere ser un especialista para concluir que las señales que se vienen emitiendo en torno al gas son confusas y no corresponden a una política sectorial coherente. Tanto así que lo más racional que ha hecho el Gobierno en esta materia es ¡declarar en emergencia al abastecimiento de energía al sector eléctrico! Alrededor del tema del gas existe mucha buena intención, pero también poco raciocinio económico. El problema es que hay mucho en juego.2. "Gas para el sur" es una promesa de campaña que debe reevaluarse y adecuar a la realidad económica de esa región. Con respecto a los supuestos beneficios, cabe anotar que los pobres del sur no tienen artefactos -cocinas, termas o calefacción- que usen gas natural y que para instalar gas natural en una vivienda, esta tiene que estar construida con material noble; no se puede instalar en viviendas precarias. Tampoco es una alternativa para los taxistas de la sierra sur, ya que el gas vehicular pierde mucha eficiencia en altura frente a los combustibles tradicionales. Y para terminar, ¿quién puede defender que el polo petroquímico deba desarrollarse en Ilo? Localizarlo allí encarece, primero, los costos de transporte del gas y, luego, el costo de transporte de los productos de la industria petroquímica que irían principalmente al hemisferio norte.3. Antes de insistir con esta iniciativa identifiquemos sus beneficios reales. El gas no debe ser la prioridad del Gobierno para esta región, la cual carece de una cobertura adecuada de luz eléctrica y agua potable, servicios que sin duda traen mayores beneficios que el gas natural. En Cusco, Ayacucho, Arequipa, Moquegua y Puno viven un millón de peruanos sin acceso a electricidad y 1.5 millones sin acceso al agua potable. ¿Por qué desviar recursos para construir un gasoducto caro en vez de atender sus necesidades básicas de infraestructura?4. Analicemos los costos. El ducto de Camisea costó unos US$ 800 millones. El gasoducto andino del sur costaría más de US$ 5,000 millones. ¿Cómo se pagará un ducto tan caro? En el 2005, ProInversión evaluó la viabilidad de un ducto para el Cusco, estimando que requeriría una facturación de US$ 20 millones por año y que, aun en el caso de que toda la demanda energética del Cusco se convirtiese a gas natural, esta representaría tan solo una facturación del orden de US$ 1 millón al año.5. Si a pesar de lo anterior se insiste en llevar gas al sur, ¿cuánto tiempo más demoraría construir otro ducto por la selva (como el gasoducto andino del sur) y cuánto más costaría que la alternativa de construir uno que vaya por la costa? Recordemos que hoy no se puede ampliar el ducto de Camisea a Pisco –lo cual es urgente, pues este retraso ya nos expone a un racionamiento eléctrico para los siguientes dos años- porque el Estado peruano no es capaz de garantizar un mínimo de seguridad en la zona de selva para que TGP pueda trabajar. ¿Acaso el gasoducto andino del sur no tendría estos mismos problemas?6. Si la decisión política de llevar gas al sur hubiese estado acompañada por un mínimo de racionalidad económica, el gobierno anterior habría dado luz verde a construir el ducto por la costa. Este hubiera costado una fracción (1/3 dicen los expertos) del que hoy quiere hacer Kuntur y ya estaría operando hasta Ilo, con ramales a Arequipa y Cusco. Pero parece que en el tema del gas al sur, no hay norte, afirma Carlos E. Paredes, director de Intelfin y profesor de economía de la USMP. .

  • [Gestión,Pág. 19]
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