El reciente atentado terrorista contra el aeródromo de Kiteni , en el que fueron destruidos tres helicópteros -usados para el mantenimiento del gasoducto de Camisea-, puso en relieve la inseguridad de esa infraestructura y la fragilidad del sistema energético del país, que depende en 50% del gas y del único ducto que lo trae a la costa desde la selva.Ni en nuestras más terribles pesadillas, los peruanos hemos soñado, y ni siquiera imaginado, lo que pasaría si por laguna razón se interrumpiese el transporte del gas de Camisea. Solo para tener una idea de su impacto, el especialista en hidrocarburos, César Bedón, recuerda que el 44.6% de la electricidad de todo el país se genera en el distrito de Chilca con el gas de Camisea.Al respecto, el presidente del Comité Eléctrico de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), Mark Hoffman, al lamentar el atentado, asegura que es fundamental dar seguridad al sistema, pues una interrupción tendría "implicancias enormes para el país".