DESINSTALACIÓN DEMOCRÁTICA
25 de noviembre de 2005

Abrumados por la recia respuesta de la opinión pública que se mostró indignada con los parlamentarios por haberse aprobado unos ingresos escandalosos, estos decidieron realizar un leve retroceso, un simple saludo a la tribuna, porque, como indica nuestra portada de hoy, 'igual se irán con su billetón'.Sin embargo, la indignación que ha generado esta decisión parlamentaria de apropiarse indebidamente de recursos públicos -que raya en lo delincuencial- constituye un hecho más que contribuye a socavar los cimientos del régimen democrático, pues proyecta la imagen -bastante precisa- de que muchos de los que llegan al poder lo hacen con la única intención de asaltar al Estado en beneficio propio.¿Cómo interpretar, sino, la defensa tan bochornosa y burda que hacen varios congresistas de los recursos públicos que quieren embolsicarse?Si hay que ponerle un rostro a este escándalo, sin duda es el de la parlamentaria oficialista Enith Chuquival. Pero ella no es, lamentablemente, la excepción de un Congreso que es caro y malo porque es corrupto y mediocre. Este Parlamento tiene muchas 'Eniths', desde los que ofrecen espectáculos de ineptitud, hasta los aprovechados mafiosos que, para escabullirse, optan por atacar a los medios que los denuncian. Todo esto ocurre, además, ante la mirada complaciente -y, por tanto, cómplice- de los líderes de sus agrupaciones políticas, quienes son incapaces de poner coto a este asalto. Enith quiere cobrar S/.118,000 en el último mes de su período, porque el jefe de su partido quiso cobrar US$18,000 desde el primer mes que estuvo en Palacio.Lo que estos congresistas están consiguiendo con su desesperación por rascar el 'concolón' de la olla fiscal es agravar aun más el profundo desprestigio no solo del Congreso, sino del sistema democrático en su conjunto.De este modo, alientan la necesidad que tiene mucha gente de expresar su indignación y rabia, a través de alternativas que, en lugar de fortalecer el régimen político, lo pueden acabar desestabilizando mucho más que ahora, señala el director de Perú 21, Augusto Alvarez Rodrich.