A fines de setiembre, la paralización de las obras de ampliación del gasoducto de Camisea era la alerta de una potencial crisis eléctrica para el periodo 2013-14, a menos que hoy se tomasen las medidas adecuadas. Casi se desconocía que el abastecimiento de energía eléctrica había sido declarado en emergencia, para adoptar medidas extraordinarias. Kiteroni y la destrucción de los tres helicópteros en días pasados, preludian preocupaciones más tempranas y mayores. Desatender el mantenimiento del gasoducto puede acarrear situaciones indeseables. El crecimiento económico trae aparejado el crecimiento de la demanda energética. Para que el crecimiento no se retarde o frustre, la oferta tiene que poder anticipar a la demanda, incluida la provisión de unidades de reserva que eviten la suspensión del servicio eléctrico cuando una o más unidades generadoras paren por mantenimiento o falla. Cuando por alguna circunstancia las obras no se pueden ejecutar a tiempo, sobreviene la inquietud por la atención de la futura demanda y asoma la palabra crisis. La elevación de precios o -peor aún- la insuficiencia energética afectan profundamente a los consumidores. Es aconsejable un seguimiento permanente de los hechos. Esa previsión compete al Ministerio de Energía y Minas. Es parte de sus funciones y obligaciones. En circunstancias críticas, debe actuar, afirma Carlos Herrera Descalzi, ex ministro de Energía y Minas.