Las continuas acciones de hostigamiento y ataques por parte de grupos subversivos que desde hace varios meses tienen como blanco al sistema de transporte de gas de Camisea y las empresas que se encargan de esta tarea, pone de manifiesto los desafíos pendientes del Gobierno de Ollanta Humala en lo que se refiere a garantizar la seguridad del consorcio que invierte en el sector y que tiene directa relación con el aparato productivo nacional.Al mismo tiempo en que aumentan los cuestionamientos y la incertidumbre sobre la seguridad del proyecto que, en cifras, abastece de gas natural y líquidos que sirven para producir el 50% de la energía eléctrica y más del 80% del Gas Licuado de Petróleo (GLP) que se consume en el Perú, para el ex ministro del Interior, Miguel Hidalgo, también acrecientan las certezas de que la estructura de control a nivel de comando en el Vraem “ha desaparecido”. En otras palabras, el proyecto en el que reposa la mitad de la economía nacional se encuentra a merced de los terroristas que operan en el Vraem.