OLIVERA SE QUEJA DE SER UN PERSEGUIDO POLÍTICO
23 de noviembre de 2005

La presentación de Fernando Olivera ante la Comisión de Fiscalización del Congreso --por las supuestas irregularidades en su nombramiento como canciller de la República-- terminó convertida en un careo nadita maduro. Y la responsabilidad de ello fue tanto del líder del FIM --que lució picón y altanero-- como del grupo de trabajo, que en su intento de querer arrinconar a Olivera planteó varias preguntas intrascendentes y planteó problemáticas más bien frívolas. En su ansioso alegato, Olivera calificó de "persecución política" la insistencia de la comisión por saber si el entonces primer ministro Carlos Ferrero firmó a tiempo la resolución que lo nombraba como canciller. "El propio Ferrero ha dicho que firmó la resolución antes de mi juramentación. Eso es lo que vale, lo demás es perder el tiempo", enfatizó. Sobre sus conversaciones con el empresario Genaro Delgado Parker (ventiladas en octubre por César Hildebrandt), Olivera se quejó de que hubiera tres transcripciones distintas de esos diálogos. "Aquí hay tres versiones a gusto del cliente. Se han preparado dolosamente para ver cuál me hace más daño", replicó.