La ocasión que se nos presenta es histórica, pero viene con una advertencia inquietante: el tren pasa solo una vez y si no lo cogemos, nos quedamos colgados. Con el descenso de la tasa de fecundidad, el Perú se encuentra en pleno proceso de transición demográfica, lo que significa que dentro de 10 o 15 años habrá dos personas en edad de trabajar por cada niño o anciano y que el índice de dependencia de estos llegará a su nivel más bajo."Este factor puede constituir una oportunidad de reactivación económica para el país, como lo demuestra la experiencia de varios estados asiáticos y europeos. Pero este fenómeno ocurre solo una vez durante la transición demográfica y no se repite. Nos toca estar a la altura del reto", avisa Carlos Eduardo Aramburú, especialista del Consorcio de Investigación Económica y Social.Luis Fernán Cisneros, funcionario del Consejo Nacional de la Juventud (Conaju), coge la posta: "Tenemos una ventana de oportunidad entre los 15 y 25 años que vienen, en los que si utilizamos a la generación joven como la principal palanca de desarrollo, podemos pegar el salto para escapar de la pobreza. Si no invertimos hoy en gente joven y si no los convertimos en personas productivas, vamos a tener tristes consecuencias". Con el 70% de jóvenes deseando irse para buscársela afuera y con una proporción todavía mayor de muchachos desencantados de la clase política y de la conducción del país, no parecemos estar en muy buen pie para dar el paso adelante.(Edición domingo).