Sumado al recientemente alcanzado récord de importaciones mensuales de bienes de capital, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha rebajado significativamente las tasas de 347 partidas arancelarias en ese rubro.Estos bienes --típicamente, la maquinaria-- son aquellos que sirven a las empresas para fabricar sus productos. El que se decida abaratar su importación en momentos en que esta alcanza un pico, implica darle un espaldarazo a un crecimiento que ya era importantísimo.Si el gran aumento en la importación de bienes de capital que venimos experimentando significa que nuestro crecimiento va para largo (las empresas se están preparando para poder producir más), la decisión del MEF muestra una sólida decisión política de jugársela por este crecimiento y remover todas las trabas que puedan seguir existiendo en su camino. En otras palabras: a lo que ya tenía velocidad, se le está imprimiendo mayor aceleración.Como quiera que esta aceleración ha comenzado a traducirse ahí donde a fin de cuentas importa, en el empleo, El Comercio no puede menos que felicitar por esta decisión a un gobierno que, pese a todas sus notorias fallas, supo mantenerse firme en un manejo económico no populista.Ello está permitiendo que deje a su sucesor algo inapreciable: un país que comienza a generar prosperidad en democracia.