EL DESTINO SÍ TIENE FAVORITOS
15 de agosto de 2012

Un reciente análisis de Apoyo Consultoría ha concluido que el impacto que tendrá la actual crisis internacional en el Perú será limitado. Y es que tendríamos tres pilares poderosos para sostener el edificio de nuestra pujanza económica: un importante ahorro fiscal, altos niveles de reservas internacionales (RIN) y una sólida demanda interna.Naturalmente, nosotros reconocemos la existencia de estas defensas ganadas a pulso por años de crecimiento y un manejo fiscal disciplinado, y coincidimos con la prestigiosa consultora en que ellas nos dejan bastante menos vulnerables frente a los embates de la crisis que lo que estaríamos de otra forma. Sin embargo, creemos también que, vistos de cerca, estos pilares resultan menos sólidos de lo que parecen. Pensamos que es importante ahondar en esto, no para hacer de pájaros de mal agüero, sino para contribuir a que nadie se duerma contando con más de lo que en realidad tenemos y dejando sin hacer esas reformas adicionales que tanto podrían contribuir a fortalecer nuestra posición.Comencemos con el ahorro fiscal. Es cierto que se trata de dinero que se puede utilizar cuando los privados frenan su gasto y que, por lo tanto, tiene la potencialidad de servir para suplir una demanda que se retrotrae y mantener viva la confianza. En esa medida, el ahorro fiscal sí se parece a un bate con el cual se puede golpear y alejar a la pelota de la crisis. Pero resulta que no es un bate que sepamos mover bien ni agarrar a tiempo. Por un lado, tenemos un gasto público que rara vez logra lo que se propone. Por otro lado, hasta la fecha solo hemos conseguido ejecutar el 30% de nuestro presupuesto en inversiones para el año. ¿De qué sirve un bate a quien no le sabe dar a la bola o a quien lo mueve solo después de que esta ya haya pasado?Luego está el tema de las RIN. A diferencia del ahorro fiscal, estas son controladas por el Banco Central de Reserva para fines propios de su institución, como el manejo de crisis de liquidez en el mercado. Este pilar, indudablemente, lo tenemos más firme que el anterior gracias al profesionalismo de nuestro BCR. En el extremo, sin embargo, utilizarlas con poca discreción para paliar la volatilidad del tipo de cambio nominal (dado que somos una economía aún muy dolarizada) podría disminuir la cantidad de fondos necesarios para afrontar una crisis de crédito severa.Finalmente está el tema de la solidez de la demanda interna (entendida como inversión y consumo -sea público o privado-). Una defensa frente a las crisis que es más bien un espejismo: la demanda interna se basa en la confianza y esta es un animal volátil que se guía, por definición, del instinto, y no necesariamente de cuestiones "racionales". Nada garantiza que la demanda interna seguirá sólida si, por ejemplo, los empresarios deciden postergar inversiones independientemente de la "solidez" que pueda vivir el país porque consideran que es mejor para sus negocios "parar la mano" hasta nuevo aviso. De hecho, un medidor importante de hacia dónde están yendo las decisiones de inversión, que es la tasa de importación de bienes de capital anualizada en dólares, ya ha bajado de 45% en junio del año pasado a 16,4% en junio de este año.No debemos, pues, dormirnos en lo que tenemos para defendernos de la crisis. Tendríamos más bien que reforzar nuestras defensas, aprovechando para hacer reformas estructurales largamente postergadas. Sobre todo, no nos cansaremos de decirlo, debemos liberar a la iniciativa y la inversión privada -que son, por mucho, los principales músculos del crecimiento- de todos los irracionales sobrepesos con lo que cargan, para que toda esa fuerza hoy desperdiciada pueda ocuparse en generar más riqueza. Por ejemplo, es un escándalo que siendo aún una economía del Tercer Mundo nos demos el lujo de tener el puesto 119 de 142 en barreras burocráticas, según el Global Competitiveness Report. Como lo es que, teniendo entre 70% y 80% de empleo informal, ostentemos, según este reporte, una de las legislaciones laborales más rígidas del mundo. A nivel del gasto del Estado, por su parte, es también bastante lo que se puede hacer, comenzando por la reforma del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP), de la que hemos hablado varias veces. Si algo demuestra la historia de las crisis internacionales es la enorme diferencia de lo que una misma crisis supone para quienes están preparados y para quienes no lo están. En suma, en esta materia, para decirlo parafraseando el título de la película de Álvaro Velarde, el destino sí tiene favoritos: los que no escatiman esfuerzos ni preparativos.