REFORMA TRIBUTARIA: LLUEVE SOBRE MOJADO
9 de agosto de 2012

El Gobierno ha dictado la última reforma tributaria. Su fin fue anunciado por el ministro de Economía: llevar la presión fiscal de 15% a 18%. Solo el tiempo dirá si cumplirá o no su objetivo; por ahora "llueve sobre mojado", y los contribuyentes de siempre pagaremos la factura. Las estadísticas suelen esconder verdades, y en tributación no es diferente. El Gobierno dice que el 15% es insostenible, y por tanto debe aumentar. No explica que el 15% solo lo aporta el 40% del país, pues el resto vive sumergido; que el 80% de la recaudación reposa en 12 mil contribuyentes, y que el 20% lo solventan millones; que el 15% no evidencia la verdadera contribución de ciertas industrias, como la minería, que llega al 64%; que la presión se calcula sin considerar otras contribuciones que hacemos: predial, alcabala, arbitrios, licencias, peaje, contribuciones sociales e incluso, la nueva contribución minera; y por último, qué tan grave es para el presupuesto la evasión, como las 500 y pico exoneraciones que no se derogan pese que nadie conoce sus fines.Esta reforma es la más sofisticada de los últimos 20 años, pero paradójicamente la menos inclusiva, pese al endurecimiento de las penas que revelan una estrategia fundada en el miedo y el castigo. Somos un país con alta informalidad, y por tanto es imposible castigar a todos los evasores. La ingrata realidad es que solo es sancionada una minoría para promover el cambio de la mayoría. El endurecimiento fiscal es una vieja estrategia en los ambientes de alta cultura tributaria, donde los evasores son pocos, las penas altas y la efectividad absoluta. Nuestra realidad es diferente. Por eso requerimos soluciones distintas. Aquí van algunas ideas: i) Fuerte inversión en la Administración Tributaria para que en pocos años sea la primera institución pública del país, con mejor efectividad y eficiencia que los privados: conociendo los evasores que solo el tiempo los separa de la administración, progresivamente abandonarán sus inconductas;ii) Clara diferencia entre ser formal y evasor: El evasor debe saber que el ahorro de la informalidad es inferior al costo que asumirá de ser detectado. iii) Buen régimen de incentivos para invitar a formalizarse y marcar diferencia entre ser informal y ser detectado. Solo ampliando la base de los contribuyentes evitaremos sentir, cada vez que hay una reforma, que vuelve a llover sobre mojado, señala Miguel Mur, Socio de Pricewaterhouse Coopers - Perú.

  • [Gestión,Pág. 20]
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